¿Por qué enamorar al consumidor?

Siempre hemos creído que el proceso de compra se guía a  partir de patrones lógicos, sin embargo, aunque el factor racional hace parte  de este proceso,  el 80% de la  decisión de compra  sucede de forma irracional, por lo tanto reforzar los vínculos emocionales con los consumidores logra no solo que compren  más, sino que se conviertan en defensores de la marca.

Para  reforzar estos vínculos, es importante  lograr que nuestros consumidores se identifiquen con nosotros y se emocionen con la marca, lo que  ayuda a incorporar sentimientos de respeto, empatía, conexión y sobre todo la tan deseada lealtad que hace que los consumidores  nos prefieran por encima del resto en el momento de comprar.

Ahora bien ¿Cómo logramos transmitir e incorporar estos sentimientos a los consumidores?

Este proceso inicia con la asociación de la marca a valores subjetivos, que logran transmitir a los usuarios o consumidores emociones que  perduren  más allá de la compra del producto y hacen que el consumidor sienta que comparte con nosotros: filosofía, creencias, forma de ser, entre otros y termina con creación de lazos afectivos de larga duración entre el consumidor y la marca.

La clave está por tanto en hacerle sentir al consumidor que la marca le pertenece a él y no a una empresa, en generar  confianza y apego. Este es el caso de marcas como: Coca Cola, Disney, Google, Nestlé, entre otras, las cuales han logrado como menciona Kevin Roberts en su libro Lovemarks, “generar en sus clientes lealtad que va más allá de la razón” es decir, que se posesionaron en el corazón de los consumidores más que en sus cerebros y consiguieron que estos las prefieran y defiendan por encima de cualquier otra marca, logrando como puntualiza Roberts “la única forma en la que podrán diferenciarse de las millones de insulsas marcas sin futuro”.

Por tanto, dentro de la estrategia de marketing es fundamental  realizar esfuerzos que permitan otorgarle a la marca valores emocionales, diferenciaciones subjetivas y transmitirlas al cliente, antes, durante y después de la compra.

Convertirse en una marca querida, no es tarea fácil, se necesita de persistencia, innovación y generar nuevas experiencias. Sin embargo, trae grandes beneficios a la empresa que se verán representados en sus ventas.

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